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Crear estrategias de ciberseguridad eficientes para organizaciones, sean grandes o pequeñas, se ha hecho cada vez un reto mayor. Proteger los sistemas, aplicaciones, redes y equipos de una empresa requiere un amplio entendimiento de las tácticas, herramientas y estrategias que utilizan los ciberdelincuentes.
En este contexto, la figura del hacker ético se ha vuelto cada vez más popular por los beneficios que aporta en materia de ciberseguridad. A continuación te explicaremos todo lo que debes saber sobre el hacking ético. ¡Comencemos!
¿Qué es el hacking ético?
El hacking ético es una práctica que consiste en que un hacker de sombrero blanco ataque los sistemas informáticos de una empresa a solicitud de la misma, con la finalidad de detectar vulnerabilidades en su ciberseguridad y poder corregirlas.
El propósito de llevar a cabo un hacking o hackeo ético es que cuando un hacker de sombrero negro trate de acceder al sistema no encuentre brechas ni vulnerabilidades en el mismo, pues existe un hacker de sombrero blanco que se encarga de detectarlas y eliminarlas.
Diferencias entre hackeo ético y malicioso
Lo que distingue el hackeo ético de los ciberataques es el propósito del hacker. A pesar de que ambos pueden utilizar herramientas y técnicas similares, un hacker malicioso pretende robar datos personales o dañar bases de datos de la empresa al realizar el ataque; mientras que un hacker ético lo hace con la finalidad de identificar puntos débiles y fortalecer la seguridad cibernética de la empresa.
Aunque esto puede sonar muy evidente, existen casos en que los límites entre un hackeo ético y un hackeo malicioso no son tan claros. Un ejemplo de ello es el border crossing, una forma de hackeo ético que, aunque pretende el fortalecimiento de la seguridad cibernética de una organización, se lleva a cabo sin autorización de la misma y sin conocimiento de su propósito.
Por esto último, debemos separar la ética del hackeo de los aspectos jurídicos. Aunque el hacking ético es una práctica beneficiosa, puede ocurrir en un límite entre lo legal y lo ilegal, dependiendo de la legislación de cada estado. La distinción entre hacking ético y malicioso se basa en las intenciones detrás de la acción, no necesariamente en las leyes.
¿Qué es un hacker?
El término hacker surgió en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), Estados Unidos, para definir a una persona que realizaba hazañas informáticas cargadas de creatividad y astucia. Sin embargo, con el tiempo estas hazañas empezaron a buscar maneras de infiltrarse en sistemas privados para obtener información confidencial.
Por ello, el uso del término mutó a su significado actual, que en grandes rasgos define a una persona que lleva a cabo ataques cibernéticos. Sin embargo, no todos los hackers o piratas informáticos (como se les llama en español) pueden considerarse cibercriminales.
Tipos de hackers
En el mundo de la seguridad de la información, existen tres tipos principales de hackers que se diferencian por sus objetivos al vulnerar una red o sistema informático. Se denominan black hat hackers, grey hat hackers y white hat hackers, y cada uno tiene sus características distintivas.
Black hat hackers
Los hackers de sombrero negro son aquellos que buscan las vulnerabilidades de un sistema para penetrar en él sin autorización y robar información confidencial, como contraseñas, datos personales o empresariales. Lo hacen con el objetivo de obtener ganancias monetarias o acceso a inteligencia artificial y otras tecnologías; o para causar caos dentro de una organización, por lo que son considerados ciberdelincuentes.
A su vez, los hackers de sombrero negro se clasifican como crackers y phreakers según la manera en que realizan sus ataques. Los crackers crean malware de distintos tipos para infectar redes y dañar servidores; mientras que los phreakers penetran en redes de telecomunicaciones para realizar extorsiones a partir de una línea telefónica privada.
Grey hat hackers
Los hackers de sombrero gris se denominan así porque su ética está en un punto medio entre los de sombrero negro y los de sombrero blanco. Usualmente, trabajan para gobiernos, agencias de inteligencia o grandes empresas y la moral de sus acciones depende del ente que los contrate.
Entre ellos, existe un subgrupo que se dedica a atacar sistemas y redes informáticas con fines ideológicos o políticos, usualmente para divulgar información que podría tener utilidad pública. Este tipo de hackers se denominan hacktivistas, siendo un ejemplo de ello el caso de Anonymous.
White hat hackers
Los hackers de sombrero blanco, también llamados hackers éticos, se caracterizan por trabajar buscando posibles vulnerabilidades, fallas o riesgos dentro de un sistema informático para notificar a sus clientes y mejorar la calidad de su ciberseguridad. Estos hackers saben cómo operan los ciberdelincuentes, por lo que tienen una perspectiva más amplia y real que les permite prevenir posibles ataques.
Algunas compañías grandes, como Google, ofrecen recompensas a hackers éticos que encuentren vulnerabilidades en sus sistemas o redes sociales, pues les ayuda a mejorar sus servicios.
5 pasos para llevar a cabo un hackeo ético
El trabajo del hacker ético debe llevar a la elaboración de un reporte con las posibles vulnerabilidades encontradas y cómo eliminarlas. Este proceso se compone de una serie de pasos que implican la realización de una prueba de penetración o pentest y que llevan al reforzamiento de la ciberseguridad de la empresa.
1. Acuerdo de colaboración
Una vez que una organización decide contratar los servicios de una empresa de hackeo ético, el primer paso para poder empezar el proceso es firmar un contrato. En este se deben especificar las áreas del sistema informático (sistemas, aplicaciones, servidores) donde el hacker puede trabajar, así como los permisos y el nivel de acceso que se le otorgan, y el alcance que debe tener su trabajo.
Es de suma importancia que el contrato incluya una sección donde se autoriza a los hackers de la empresa para que realicen ataques cibernéticos de prueba, pues con ello se certifica que los ataques no tienen intenciones negativas.
2. Investigación de los sistemas de seguridad
Firmado el contrato, los hackers se dedican a la detección de vías de acceso y vulnerabilidades del sistema, o dicho de otra forma, buscan puntos débiles para poder realizar un ataque. Este paso suele incluir dos tipos de búsqueda de información, llamadas reconocimiento pasivo y activo.
El reconocimiento pasivo implica buscar información en recursos de dominio público, sin acceder directamente a los sistemas de la organización. Incluye el reconocimiento de direcciones IP, ubicación de la organización y sus sucursales, empresas aliadas, datos de directivos, tecnologías que utiliza y sus políticas de seguridad.
Por su parte, el reconocimiento activo requiere que el hacker interactúe con los sistemas de la organización para obtener información y evaluar las medidas de seguridad que implementa. Usualmente, consiste en escanear la red de la organización para obtener direcciones IP individuales de los hosts, qué servicios y sistemas están operativos, entre otras.
3. Elaboración del plan de ataque
Conociendo los sistemas de seguridad, lo que sigue es elaborar un plan de ataque que recopile todos los posibles puntos de acceso que se detectaron y todas las herramientas con las que se podría llevar a cabo el mismo. El plan se especifica por escrito como un proyecto, de manera que tanto directivos como empleados estén al tanto y no haya falsas alarmas.
4. Ejecución del plan: pentesting
Una vez trazado el plan, se lleva a cabo el servicio de pentesting o test de penetración para poner a prueba las medidas de ciberseguridad de la organización en un escenario lo más similar posible a un ciberataque real. En este paso se comprueban y detallan las fallas de los sistemas de seguridad, llegando incluso a obtener acceso y hacerse con el control del sistema, equipos particulares o aplicaciones.
Los errores detectados pueden deberse al uso de contraseñas débiles, fallas en los códigos de programación originales o de las medidas de seguridad utilizadas. Independientemente de su origen, se identifican y se reportan para su corrección.
5. Creación de estrategias para eliminar las vulnerabilidades
Todas las vulnerabilidades identificadas durante el pentesting se recopilan y se entrega la evidencia a la organización como informe. Este debe incluir también las estrategias sugeridas por la empresa de hackers éticos para solventar las vulnerabilidades y mejorar la ciberseguridad.
Posterior a la aplicación de las medidas de seguridad, se realiza seguimiento para comprobar que las vulnerabilidades fueron eliminadas correctamente y que los sistemas de la organización son ahora más seguros.
Beneficios que ofrece el hacking ético
El hacking ético forma parte de las estrategias más efectivas para proteger una empresa de ataques informáticos maliciosos. Los principales beneficios que ofrece esta práctica a startups y pymes son:
Protege los sistemas informáticos de la empresa
Las pruebas de penetración permiten detectar las vulnerabilidades y, por lo tanto, permiten iniciar un plan para eliminarlas. Después de llevar a cabo todo el proceso de hacking ético, los sistemas informáticos, servidores y aplicaciones de la organización se refuerzan, disminuyendo la probabilidad de que un pirata informático se haga con acceso a los mismos.
El pentesting forma parte de múltiples estrategias que pueden ponerse en marcha para fortalecer la ciberseguridad de una empresa. Idealmente, bajo la guía de un experto, como los de un CISO, que elija las estrategias mejor alineadas con los objetivos de la empresa.
Facilita el cumplimiento de normativas
Actualmente, cualquier empresa que maneje información confidencial de sus clientes debe cumplir con ciertas normativas o incluso adquirir certificaciones de seguridad informática para probar que sus servidores, plataformas, aplicaciones y productos son seguros. En este contexto, es importante saber cuándo contratar los servicios de un hacker ético que compruebe y optimice la ciberseguridad de la empresa.
Mantiene las barreras de seguridad actualizadas
Cada día se hace más amplio el campo de las tecnologías de la información, y con ellas, las formas de infiltrarse en sistemas que se pensaban seguros. Los hackers de sombrero negro se dedican a mejorar y actualizar sus estrategias con frecuencia, y las empresas que ofrecen servicios de hacking ético se ven obligadas a seguirles el paso.
En este sentido, es de suma importancia realizar evaluaciones periódicas a los protocolos y políticas de seguridad informática para confirmar si se están cumpliendo correctamente y si son capaces de proteger la información de la empresa o si requieren ser optimizados.
Reduce los costos
La evaluación que realiza un hacker ético permite determinar, no solo las vulnerabilidades del sistema, sino cuáles son las formas más costo-eficientes de solventarlas. Así, evitan inversiones en herramientas y sistemas que no cubren las necesidades reales de la empresa o que no son lo suficientemente eficientes. Permite además optimizar las inversiones en materia de ciberseguridad que hace la empresa.
Optimiza la inteligencia artificial
Existen herramientas basadas en inteligencia artificial que funcionan de manera automática llevando a cabo análisis de vulnerabilidades en los sistemas informáticos. Aunque eficientes, estas no son infalibles, pues pueden arrojar falsos positivos (es decir, alarmas sin un riesgo real) o lo que es peor, falsos negativos (fallar en crear una alarma cuando hay una vulnerabilidad real).
Por ello, es importante que estas herramientas se complementen con el trabajo de un hacker ético que progresivamente las perfeccione para reducir su porcentaje de error.
Crea conciencia empresarial sobre la ciberseguridad
Gran parte del mantenimiento de la ciberseguridad de una organización depende de que sus empleados cumplan normativas y protocolos de seguridad de forma rigurosa. El hacking ético es una manera realista de demostrarles los riesgos de no cumplir estos protocolos (como la creación de contraseñas seguras o descartar archivos adjuntos de correos sospechosos) y, por ende, su importancia.
En este sentido, la simulación de un ciberataque funciona tanto para detectar brechas de seguridad como para crear un llamado de atención a los empleados que los ayude a entender la importancia de cumplir las normativas de ciberseguridad establecidas.
El hacking ético ha permitido que las organizaciones le hagan frente a los piratas informáticos, anticipando sus acciones y corrigiendo cualquier brecha en sus barreras de ciberseguridad antes de que ocurra un intento de acceso no autorizado. Por ello, se ha vuelto un servicio altamente demandado y necesario para mantener las estrategias de seguridad cibernética actualizadas.
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