¿Qué es la gestión de vulnerabilidades? Definición y proceso
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Los sistemas informáticos son el cerebro de una compañía, ya que en ellos reposa toda la información vital para las tareas de negocio. Es por ello que resultan tan atractivos para ciberdelincuentes que buscan la filtración y robo de datos. Para evitarlo, la empresa cuenta con una valiosa herramienta: la gestión de vulnerabilidades.
¿Qué es la gestión de vulnerabilidades?
La gestión de vulnerabilidades es un proceso continuo de TI en el que se mitigan las vulnerabilidades dentro de los sistemas y los software de una organización por medio de la identificación, evaluación, categorización, priorización, corrección y reporte de las amenazas de ciberseguridad.
Permite supervisar el entorno digital de la empresa para identificar posibles riesgos, obtener una imagen actualizada del estado de seguridad y establecer soluciones de gestión de vulnerabilidades. Este proceso es un requisito que deben llevar a cabo las empresas que desean cumplir con los marcos de gestión de riesgo.
¿Por qué es importante la gestión de vulnerabilidades?
El proceso de gestión de vulnerabilidades ayuda a las empresas a adoptar una posición proactiva ante los riesgos y amenazas que hay sobre sus sistemas y tomar medidas de seguridad para:
- Proteger a la empresa de ciberataques.
- Conocer en tiempo real los puntos débiles de la infraestructura TI que pueden ser aprovechados por los ciberdelincuentes.
- Implementar el filtrado y escaneo del tráfico de red para evitar que haya cuellos de botella que dificulten la monitorización de seguridad.
- Proporcionar herramientas para gestionar las vulnerabilidades conocidas e identifica las nuevas vulnerabilidades.
- Evitar los costos monetarios por la pérdida de datos y tener un coste inicial de implementación reducido.
Tipos de vulnerabilidades de seguridad más comunes
El Centro de Investigación y Desarrollo Financiado por el Gobierno Federal de Estados Unidos (FFRDC, por sus siglas en inglés) tiene una base de datos pública de vulnerabilidades y exposiciones comunes (CVE) de ciberseguridad.
Entre los tipos comunes de vulnerabilidades de ciberseguridad identificadas a lo largo del tiempo se encuentran:
- Malware y virus diseñados para infiltrarse en un sistema y causar daño. En el caso del malware, además de la computadora o dispositivo infectado, puede afectar a cualquier otro con el que se comunique.
- Personas internas maliciosas que obtienen acceso no autorizado a los recursos para la filtración de datos.
- Desbordamiento de búfer: las aplicaciones no controlan la cantidad de datos que copian en el búfer, se sobrepasa su tamaño y esto modifica zonas de memoria contiguas que terminan afectando los datos albergados.
- Estafas de phishing: se usan mensajes de correo electrónico con un enlace mediante el cual se pretende robar los datos de los usuarios, pero sin que estos se den cuenta de que el remitente no es legítimo.
- Vulnerabilidades en seguridad informática de XSS (Cross Site Scripting): el hacker puede insertar scripts o secuencias de código malicioso en un navegador web.
- Inyección SQL: es un tipo de ciberataque en el que el hacker inserta un código en un sitio web para burlar las medidas de seguridad, tener acceso a los datos protegidos y robar la información de los usuarios.
- Software, hardware y sistemas operativos sin parches de seguridad; es decir, actualizaciones en las que se corrijan las vulnerabilidades detectadas.
- Interfaz de Programación de Aplicaciones (API) vulnerables u obsoletas. Las API permiten que los diferentes componentes del software se comuniquen entre sí y compartan los datos.
Proceso para realizar una gestión de vulnerabilidades
La gestión de vulnerabilidades se debe abordar como un ciclo de vida continuo que se divide en cinco flujos de trabajo:
- Identificación: en este primer paso se hace un escaneo de vulnerabilidades de los recursos TI que conforman la infraestructura como hardware, aplicaciones web, licencias de software, base de datos, firewall, entre otros.
- Evaluación de vulnerabilidades: las vulnerabilidades identificadas se evalúan para determinar los riesgos de seguridad existentes y los riesgos potenciales para luego priorizarlos, según el nivel de impacto. Se puede usar el Sistema de puntuación de vulnerabilidades comunes (CVSS), ya que es una opción estándar.
- Resolución de vulnerabilidades: para cada vulnerabilidad detectada debe haber una resolución que, según la situación, puede incluir remediación (el cierre completo mediante gestión de parches), mitigación (reducción del impacto) o aceptación (cuando es de bajo impacto y no se aborda de momento).
- Reevaluación: si las medidas que toma el equipo de seguridad no permiten la corrección de vulnerabilidad o introducen nuevos riesgos de seguridad, se debe hacer otro análisis de vulnerabilidad o una prueba de penetración para garantizar que efectivamente se eliminen las brechas de seguridad.
- Presentación de informes y mejoras: una base de datos de vulnerabilidades identificadas sirve para el seguimiento por parte de los equipos de seguridad, la aplicación de parches, oportunidades de mejora y la creación de programas de gestión de vulnerabilidades con estrategias que anticipen un ataque cibernético.
8 buenas prácticas para una gestión de vulnerabilidades
Para que un programa de gestión de vulnerabilidades sea eficaz, recomendamos que la empresa tenga en cuenta estos 8 consejos:
- Determina los objetivos de la empresa: define si la gestión de vulnerabilidades incluye solo escaneos en los equipos de la empresa o en toda superficie de ataque como la nube, las aplicaciones web, los dispositivos de IoT, entre otros.
- Actualiza el inventario: ten al día el registro de los activos de red, sistemas y aplicaciones de la empresa.
- Define los roles de los empleados: los errores humanos pueden dejar grandes brechas de seguridad en un sistema informático. Para reducir los incidentes de seguridad, es necesario que cada quien sepa su función en la organización.
- Automatización de procesos de gestión de vulnerabilidades: las herramientas automatizadas de escaneo de vulnerabilidades agilizan el proceso y hacen más eficiente la detección de riesgos y amenazas.
- Monitoreo constante: cada día aparecen nuevas vulnerabilidades. Un monitoreo continuo permite la detección a tiempo para corregirlas.
- Capacitación continua: enseña a tus empleados cuáles son las mejores prácticas de seguridad y cada cierto tiempo ofrece talleres de actualización para que conozcan las nuevas amenazas y formas de minimizar el riesgo de errores.
- Pruebas periódicas: pon a prueba cada cierto tiempo los planes de respuesta ante incidentes para tener la seguridad de su funcionamiento de manera oportuna y efectiva.
- Externaliza la gestión de vulnerabilidades: no siempre las empresas se sienten en capacidad de asumir de forma eficiente este proceso. Para esos casos lo recomendable es que se asigne la gestión de vulnerabilidades del sistema a una empresa especializada en ciberseguridad.
La gestión de vulnerabilidades ayuda a garantizar dentro de una empresa la seguridad de su información, en un entorno digital en el que se puede ser blanco fácil de ciberataques si se está desprotegido.
El proceso de gestión de vulnerabilidades trae beneficios a corto, mediano y largo plazo, ya que permite trabajar de manera proactiva ante los posibles riesgos y amenazas que se pueden presentar.
Además, a futuro, demuestra un claro retorno de la inversión en materia de ciberseguridad gracias a la protección de los activos de información.
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